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martes, 10 de diciembre de 2013

San Manuel Bueno, mártir.


Esta novela es un poco sorprendente, por lo menos así me lo parece a mí. Es un poco raro que haya un cura que no tiene fe en la religión , cosa que es totalmente contradictoria, pero yo pienso que esta novela nos quiere dar el sentido como que todo lo bueno no es creer en un ser supremo, sino también querer a los de tu alrededor ya que a cualquier persona le puede surgir la duda de si existe o no ese Dios, si la respuesta es que si, negamos a la ciencia, y si la respuesta es que no negamos la religión. Creo que Unamuno pretendió no evadir la ciencia sino darle un sentido a la religión diferente.
De una comprensión completa del texto, podemos extraer la fe tan grande que tenía la mayoría de la población y, si la comparamos con la actual, las cifras son escandalosamente diferentes, ya que, como he citado antes, la ciencia es un progreso enorme en la sociedad y cada vez va quedando más atrás la religión.
En mi opinión, la novela es un poco dada a la confusión, aunque, como ya he dicho antes, de una manera global, puedes darte cuenta de la situación en la que se encuentra ese párroco.
No puedo decir que “San Manuel Bueno, mártir” sea una novela pesada, porque, en leerla, se emplea menos de hora y media. Lo que para mí es complicado es sumergirme en una lectura de este tipo por la temática que tiene y porque no tiene nada de acción que nos provoque estar, como actualmente se dice, enganchados a ella.
Un factor de por qué nos puede disgustar esta novela, a mi entender, es porque habla de temas que actualmente están medio muertos, ya que en casa de muchos ciudadanos no se habla de la iglesia y porque vivimos en una época de la historia que nos parece todo un poco surrealista, porque, si nos resulta ya difícil entender a algunas personas, como es mi caso, qué es lo que a los curas les inspira para serlo (ya que ellos dicen que es una llamada del Señor), imagínate el caso ya de entender cómo un cura puede serlo, pero sin tener fe en Dios.

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