Esta novela es un poco sorprendente,
por lo menos así me lo parece a mí. Es un poco raro que haya un
cura que no tiene fe en la religión , cosa que es totalmente
contradictoria, pero yo pienso que esta novela nos quiere dar el
sentido como que todo lo bueno no es creer en un ser supremo, sino
también querer a los de tu alrededor ya que a cualquier persona le
puede surgir la duda de si existe o no ese Dios, si la respuesta es
que si, negamos a la ciencia, y si la respuesta es que no negamos la
religión. Creo que Unamuno pretendió no evadir la ciencia sino
darle un sentido a la religión diferente.
De una comprensión completa del texto,
podemos extraer la fe tan grande que tenía la mayoría de la
población y, si la comparamos con la actual, las cifras son
escandalosamente diferentes, ya que, como he citado antes, la ciencia
es un progreso enorme en la sociedad y cada vez va quedando más
atrás la religión.
En mi opinión, la novela es un poco
dada a la confusión, aunque, como ya he dicho antes, de una manera
global, puedes darte cuenta de la situación en la que se encuentra
ese párroco.
No puedo decir que “San Manuel Bueno,
mártir” sea una novela pesada, porque, en leerla, se emplea menos
de hora y media. Lo que para mí es complicado es sumergirme en una
lectura de este tipo por la temática que tiene y porque no tiene
nada de acción que nos provoque estar, como actualmente se dice,
enganchados a ella.
Un factor de por qué nos puede
disgustar esta novela, a mi entender, es porque habla de temas que
actualmente están medio muertos, ya que en casa de muchos ciudadanos
no se habla de la iglesia y porque vivimos en una época de la
historia que nos parece todo un poco surrealista, porque, si nos
resulta ya difícil entender a algunas personas, como es mi caso, qué
es lo que a los curas les inspira para serlo (ya que ellos dicen que
es una llamada del Señor), imagínate el caso ya de entender cómo
un cura puede serlo, pero sin tener fe en Dios.
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