Poco antes de su muerte, Sayuri, una anciana japonesa, que vive en Nueva York, cuenta la historia de su vida a un joven amigo americano.
Con ella entramos a un mundo donde nunca antes se ha entrado, al mundo de las Geishas.
Es un mundo que es sostenido por las apariencias y dominado por las pasiones. Donde las jóvenes aprendizas de Geisha son muy duramente adiestradas en todo tipo de arte: baile, canto, seducción... Donde su virginidad es vendida a quien más llege a pagar y donde tendrán que convencerse de que el amor para ellas es un simple espejismo. Sayuri llega a vivir su vida solo pensando en un hombre pero debe sacrificar esa pasión para poder sobrevivir pero ¿Será capaz de dejarlo atrás?
La mayoría de las personas piensan que las Geishas son unas prostitutas, yo también lo creía, pero luego de leer esta novela, me di cuenta de que no tienen nada que ver. Esta historia te hace ver que la profesión de Geisha es un arte, que realmente muy pocas personas serían capaz de llegar a ser una de ellas, que muy pocas personas dejarían atrás tantas cosas. Chiyo como realmente se llama, desde muy joven ha tenido que pensar que hay que ser sumisa ante las personas pero a medida que crece cambia y lucha por sus pasiones.
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